Robert Johnson
1911-1938
Robert Johnson nació en 1911 en una pequeña población en el estado de Missisipi.
Con una infancia difícil debido principalmente al color de su piel, pronto empezó a mostrar interés por la música. En su adolescencia abandonó los estudios para centrarse en una de sus pasiones, la música. Su otra pasión eran las mujeres, algunas de ellas casadas, lo que hizo que tuviera que salir corriendo en más de una ocasión.
Aunque el principal problema de Johnson era que, por mucho que se esforzara en tocar la guitarra, seguía siendo bastante mediocre y esto le frustraba enormemente.
En 1929 se casó con una tal Virginia Travis pero desgraciadamente un año después su mujer moría dando a luz, otro palo más para Robert. Ante esta desgracia, se refugió en el blues empezando a viajar siguiendo a los grandes del género y tocando en locales de mala muerte sin éxito alguno.
Pero cuando tiempo después regresó a su ciudad natal algo había cambiado: su virtuosismo con la guitarra era tal que los que lo habían escuchado anteriormente decían que ese cambio solo podría haber sido obra del diablo.
La leyenda cuenta que Robert Johnson vendió su alma al diablo en el cruce de la actual autopista 61 con la 49 en Clarksdale (Missisipi), a cambio de ser el mejor intérprete de blues del mundo.
En una de sus canciones, Crossroad blues, habla sobre un cruce de caminos que bien podría ser el escenario de ese presunto pacto.
A partir de entonces todo fueron éxitos para Robert. Grabó 29 canciones y la gente hacía cola para ver sus actuaciones allá donde fuera debido a su excepcional manera de tocar.
Hasta que llegó la hora de pagar su deuda: el 13 de agosto de 1938 Johnson, en una de sus actuaciones, sedujo a la mujer del dueño del local en el que estaba tocando. Este le sirvió entonces una botella de whisky envenenada con estricnina sin que el famoso bluesman se percatara. Tres días después Robert Johnson moría a consecuencia del veneno empezando así su leyenda.
