Gimme Some Lovin’

Lo interesante de esta canción es que es la excepción a la regla, esa de que para hacer una buena canción hacen falta tiempo y un ambiente relajado.

Espero que la historia de esta canción no la conozca ningún empresario (sobre todo de agencias creativas). Corría el año 1966 y The Spencer Davis Group no pasaban por su mejor momento, sus anteriores éxitos habían sido compuestos por Jackie Edwards, pero los últimos sencillos no estaban funcionando y los chicos del grupo no querían trabajar más con él. Cuenta la leyenda que su manager les dio un ultimátum, algo parecido a: “mañana tocáis en un conocido pub de Londres, tenéis que subir al escenario con un nuevo éxito o estáis acabados”. Fueron a una sala ensayo a trabajar en ello y al poquito se pasó el manager para ver cómo iban y no estaban allí, les encontró en una cafetería cercana, tomando algo tranquilamente. Supongo que el manager se pondría a gritar como un loco, a lo que los chicos respondieron algo así: “Tranqui, danos media hora” y así fue, la canción estuvo en ese tiempo, incluso con los arreglos hechos. La probaron en directo al día siguiente y, viendo la reacción del público, supieron que tenían un número uno.

Los milagros ocurren, sobre todo cuando sobra talento, aun así, trabajar bajo tanta presión no es un buen sistema en ningún caso y menos cuando tratas con músicos, esto es aplicable a cualquier otra actividad creativa. Pero tengo que admitir que una dosis de tensión moderada y a tiempo, puede ayudar cuando a una mente creativa le da por divagar.