Space Oddity

Por eso, si algo me hubiera gustado en esta vida habría sido ver el alunizaje del Apolo 11 en la BBC. En directo. Con Space Oddity de fondo acompañando aquella señal televisiva en blanco y negro.
Envidio profundamente a todo el que escuchó por primera vez esta canción en ese momento. No puedo dejar de pensar en esas horas en las que todo el mundo estaba sentado delante de su televisor cavilando hipótesis sobre lo que sucedería, si la luna estaría llena de Selenitas, si el Apolo 11 sería atacado por una nave espacial extraterrestre, o si Armstrong, Collins y Aldrin serían engullidos por un gusano gigante alienígena.

Ante semejante acontecimiento histórico, Bowie puso el punto de mira en la soledad de un astronauta en medio de una misión espacial, ante la inmensidad del universo. Y lo hizo con una canción que cuenta con unas pocas estrofas, pero con una carga simbólica y unas metáforas oscuras sencillamente brutales. Es como si, mientras Miguel Ángel estaba tallando su David, la gente alucinaba por la majestuosidad física de la obra y él solo pensara en esculpir el alma de la escultura. Algo solo a la altura de los genios.

El protagonista de esta ‘Rareza espacial’ es el mayor Gran Tom, un astronauta ficticio que en plena misión espacial pierde el contacto con la Tierra quedando suspendido en el cosmos. El lanzamiento de esta canción fue el 11 de julio de 1969, el día del mítico viaje a la luna del Apolo 11. La BBC escogió esta canción para narrar tal acontecimiento porque tenía una melodía que muchos han catalogado como folk-psicodélico. Aunque quien la interpreta realmente es el tecladista de ‘Yes’, Rick Wakeman, quien usó un stylophone para descifrar el sonido de las estrellas.

Antes de concluir estas líneas sobre Space Oddity y el grandísimo David Bowie, quiero comentar otra de las cosas que me dejó con el culo torcidísimo: la narrativa de la historia de esta canción. Me recuerda mucho a la de los cómics, porque en 1980 Bowie recuperó las hazañas de Gran Tom en otra canción titulada “Ashes to ashes”, lo que personalmente me supuso el hallazgo de una dimensión desconocida en la música, que ya había visto en cine, novelas y sobre todo en cómics, y que rara vez he vuelto a encontrar en la música.